
Hasta ahora, las porras deportivas se improvisaban en la oficina, entre amigos o con los hermanos. Apostar dinero a favor de Rafa Nadal en Roland Garros o pujar por Fernando Alonso en Montmeló, ahora un lujo al alcance sólo de Internet, será posible en breve en casas de apuestas como las que proliferan en Gran Bretaña. De momento, en la Comunidad de Madrid, siete compañías esperan recibir, algunas este mes de febrero, la licencia que les permitirá abrir locales de apuestas. En el País Vasco, otras tres empresas han resultado adjudicatarias del concurso de autorizaciones para esta actividad.
Los apostantes podrán hacerlo por dos vías: físicamente o a través de la Red, como recoge el reglamento del Juego, aprobado en 2006 por el Gobierno madrileño y que entró en vigor en enero de 2007. Así, seis empresas han solicitado en Madrid el permiso para la comercialización de este juego en locales y una de ellas, para la modalidad online. Con la licencia para cinco años en la mano, abrirán sus propios locales, establecerán puntos de apuestas en recintos deportivos o habilitarán zonas en salas de juegos (bingos, casinos, salones recreativos).
El diseño de los locales dependerá del propietario. Por ejemplo, la compañía Victoria, que espera tener en febrero el permiso para operar en todos los distritos de de Madrid y es adjudicataria de una de las autorizaciones en el País Vasco, prevé abrir el primer año 50 puntos de apuestas en la región madrileña y otras tantas en la comunidad vasca. Sus establecimientos tendrán de 100 a 400 m2, divididos en cuatro zonas: pantallas, taquilla, bar y grada, según explica su directora de Marketing, Emma Mateos.
Los españoles no emularán por completo a los ingleses, que apuestan hasta sobre el color del sombrero que llevará la reina en el torneo hípico de Ascot. En principio, sólo tendrán la posibilidad de arriesgar su dinero en eventos deportivos, no sociales o de otra índole. Tenis, fútbol, carreras de caballos, golf... hasta 30 deportes. Entre ellos, se incluyen los autóctonos, como las traineras o la pelota en el País Vasco. La cantidad mínima a apostar será de un euro en las simples y de 0,20 por pronóstico en las de tipo combinado.
El premio dependerá, entre otros factores, del deporte por el que se apueste. Las diferencias entre modalidades deportivas oscilarán desde un máximo de medio millón de euros para el fútbol hasta los 10.000 de las carreras de galgos. "Nadie que apueste se va a hacer rico", señala Mateos. A su juicio, la diversión está en el reto de "mi opinión contra la tuya".
Sólo los menores de edad y los sujetos excluidos por decisión propia o judicial (22.000 adultos en la Comunidad de Madrid) quedarán exentos de jugar. La Administración lo controlará mediante inspecciones. Cualquier tipo de infracción en este aspecto o cambio en las condiciones de la autorización implicará una sanción, desde la no renovación de la licencia a multas económicas de hasta 600.000 euros, pasando por el cese temporal de la actividad, inhabilitación puntual o cierre definitivo de la actividad.
A la espera de conocer la aceptación de este juego entre los españoles, se puede observar la experiencia online. Los internautas españoles participan en las web de casas de apuestas mundiales "desde cualquier punto del planeta", recuerda la Asociación Española de Apostadores por Internet. A su juicio, será imposible certificar si el apostante online está en alguna de las autonomías reguladoras del juego.
Sirva de muestra un mercado maduro como el de Inglaterra, donde las apuestas copan entre el 25 y el 30% del total de juegos.
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