
Quien apueste un euro por el actual presidente recibirá como premio sólo 1,28 euros. Como Rajoy tiene menos posibilidades, quien arriesgue su dinero por el candidato popular recibirá 3,05 euros, y si uno es más osado y apuesta por cualquier otro, puede recibir hasta 50 euros, según las ofertas de Unibet, donde también se puede apostar por la distribución de escaños en el Parlamento.

Sacha Michaud, responsable de Betfair, asegura que los británicos "nos sacan dos siglos de ventaja" en cuestión de apuestas, que para ellos "son parte de la vida cotidiana". En el Reino Unido es posible apostar casi sobre cualquier cosa. En España, donde el mercado crece a mayor velocidad que en el resto de Europa, el tirón viene de la mano del fútbol. Un partido importante del Real Madrid o del Barcelona supone un movimiento de entre cinco y siete millones de euros (dentro de Betfair, porque hay muchas otras casas especializadas, como Bwin, Bet365 y Unibet). Lo importante es entender de algo y los españoles sabemos (o eso pensamos) de fútbol. "Los apostantes son personas que ponen su dinero en su opinión", dice Michaud, "y los gustos deportivos son opiniones muy marcadas, somos entrenadores de sofá".
En el "partido" electoral, los apostantes le dan a Zapatero un apoyo del 70 por ciento (similar al que recibe Obama en la carrera presidencial estadounidense, al menos desde Europa), si bien su tendencia es decreciente, porque hace poco llegaba al 80. En un solo día se pueden producir variaciones de más de dos puntos. Se trata de un mercado continuo en el que cualquier error de campaña o un mal día en el debate televisado de turno puede suponer un descenso dramático. Las lágrimas de Hillary Clinton antes de las primarias de New Hampshire dieron un vuelco a las pujas y adelantaron el resultado final, aunque muchos se sintieran sorprendidos.
Unos analistas americanos realizaron un estudio que venía a demostrar que el mercado de las apuestas es más fiable que el demoscópico, porque la gente no regala su dinero con tanta alegría como su palabra. "Las encuestas dicen a quién votaría la gente; las apuestas se refieren a quién creen que ganará. Son cosas parecidas, pero no iguales", asegura Michaud. Hay que tener en cuenta que quien se juega su dinero considera si habrá pactos. Apuesta por quién gobernará, no por quién conseguirá más votos. De hecho, también es posible jugar con la posibilidad de que algún partido consiga mayoría absoluta, circunstancia ésta que estaría muy bien pagada. Sólo el 10 por ciento cree que ocurrirá. Una victoria tan contundente por parte de Rajoy se paga 50 a 1, mala señal para el candidato popular.
La apuesta mínima es de cuatro euros, pero los más osados pueden gastar más de 500. De dichas cantidades, la casa de apuestas no se lleva nada directamente; los perdedores están exentos. El beneficio viene de retener a los ganadores una comisión que oscila entre el 2 y el 5 por ciento del dinero del premio, lo que depende sobre todo de la fidelidad del cliente.
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Fuente:Las apuestas en la red, 70-30 para Zapatero 18/01/2008
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