viernes, 18 de julio de 2008

Leyendas urbanas de chinos, bares y tragaperras

La verdad es que no frecuento los típicos bares ni bares restaurantes de toda la vida, pero suelo andar bastante y me fijo en los locales que cierran, abren o cambian de manos.

Desde hace unos cuantos meses, he detectado que muchos bares y cafeterías de barrio de Barcelona están regentados por chinos. No sé si alguna asociación gremial tiene datos exactos del fenómeno, pero como mínimo supongo que debe suscitar interés.

Por un lado, es positivo porque es una forma revitalizar negocios que estaban en declive, pero por otro lado, los locales regentados por chinos no siempre cumplen con determinadas normativas de horarios, licencias, venta de alcohol a menores...

Además, alrededor de la comunidad china hay cierto oscurantismo y circulan algunas leyendas urbanas sobre sus habilidades o sus sistemas para ganar los premios gordos de las tragaperras.

En Galicia se sospecha que existe algo más que una buena racha a la hora de lograr los cuantiosos premios, se cree que trucan las máquinas recreativas con el teléfono móvil. A través del terminal primero detectan la secuencia de premios de la tragaperras y luego envían la señal a una furgoneta o lugar cercano donde otra persona maneja un ordenador con un software especial con el que manipula la memoria de la tragaperras y provoca que dicha máquina empiece a dar el premio gordo. Algunos hosteleros gallegos han optado por instalar inhibidores de frecuencia de teléfonos móviles en sus locales.

Sin embargo, en Catalunya se cree que los chinos no manipulan las tragaperras, pero si que son expertos en detectar el sonido de la moneda. Saben cuando tardará el premio gordo en caer, cuando coinciden combinaciones concretas en el bombo y cuando la moneda cae en la plataforma interior. Grupos organizados de jugadores chinos estudian a otros jugadores y con una pequeña cantidad de dinero obtienen siempre el mayor premio de 240 euros.

Según fuentes policiales, los chinos han importado los trucos de su país de origen y en alguna ocasión se les ha llegado a incautar instrucciones con grafía china.

No sé si lo que hacen los chinos es lo que estaban haciendo hasta ahora algunos camareros o dueños de bares: controlar las jugadas, saber cuando la máquina está cargada y llevarse ellos directamente el premio. Si no es así, no entiendo por qué les molesta a los que regentan los bares que ganen los chinos, o por qué están dispuestos a apagar incluso la máquina con tal de que no jueguen, si no fuese porque los premios los quieren para ellos.

Y a los fabricantes les preguntaría si son tan seguras las máquinas como ellos dicen, o si no son tan aleatorias como preconizan.

En fin, teniendo en cuenta que los asiáticos son grandes jugadores, fabricantes y máximos importadores de este tipo de aparatos de juego, alguien puede responderme qué se está moviendo en la sigilosa comunidad china y qué hay en ese extendido velo de sospecha… misterios sin resolver…

2 comentarios:

  1. TENGO UN BAR PEQUEÑO, SITUADO CERCA DE UN HOSPITAL, HACE UNOS MESES ME OFRECIERON EL TRASPASO DE OTRO LOCAL JUSTO ENFRENTE DEL MISMO Y LOS BANCOS CON LOS QUE TRABAJO NORMALMENTE ME DENEGARON LOS CREDITOS DEL ICO MI NEGOCIO TIENE NUEVE AÑOS DE ANTIGUEDAD Y MI MARIDO Y YO HACE VEINTICINCO AÑOS QUE TRABAJAMOS EN HOSTELERIA, PUES BIEN, ESTE RESTAURANTE SE LO HAN QUEDADO UNOS CHINOS QUE NO TIENEN NI IDEA, ESTAN REVENTANDO PRECIOS Y CLARO SON UN MONTÓN CON LO CUAL ABREN TODAS LAS HORAS QUE ESTÁZ PERMITIDO A LO CUAL NOSOTROS NO PODEMOS HACER NADA PUESTO QUE PARA COMPETIR CON ESOS HORARIOS TENDRÍASMOS QUE CONTRATAR TRES PERSONAS MAS -TENGO DOS EMPLEADOS- CON UN COSTE APROXIMADO DE 2000 EUROS POR TRABAJADOR ES UNA COMPETENCIA DESLEAL Y ESTÁN DESTROZANDO LA HOSTELERIA Y A LOS HOSTELEROS DE TODA LA VIDA

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  2. Si, en mi barrio también hay muchos bares y restaurantes que ahora están regentados por chinos. Y el método para conseguir "sobrevivir" en esos pequeños negocios es el mismo que utilizaron mis padres y mis tíos cuando vinimos a vivir a Barcelona (yo soy gallega).
    Y esa manera no es otra que trabajar como burros las horas que el cuerpo aguante, que toda la familia arrime el hombro lo máximo posible para no tener que pagar a nadie de fuera y, además, no gastar ni un céntimo en cosas superfluas. Es así como nosotros (y ahora los chinos) en un año juntamos para dar la entrada de un piso y pagar la hipoteca los 20 años siguientes. Quizá por eso en mi barrio conviven bares y restaurantes de chinos y de gallegos, mientras que catalanes y otros han abandonado los "negocios"

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