He recibido el siguiente email de uno de los mejores
comentaristas de este blog. Espero que la Administración tenga
en cuenta su valiosa aportación. Gracias. Dani.
Hola Laura, tras mi participación en el WrB Spain 2012 el
pasado 15 de Octubre en el que tuve el honor de conocerte en persona, me
gustaría hacer un resumen de algunos temas que comenté en este evento y de
otras muchas que por problemas de tiempo no pude comentar. Te agradecería que
publicaras estas nuevas reflexiones en tu blog para aquellas personas que no
pudieron asistir y que pudieran estar interesadas en comentar y aportar sus
opiniones y puntos de vista.
El principal punto que se trató fue el impacto en los
jugadores de la entrada en vigor de la nueva ley de regulación del juego,
principalmente en lo que refiere a costumbres de juego y experiencia del
jugador, y factores que hayan podido influir como el tratamiento fiscal,
supresión de modalidades de juego o problemas del liquidez.
Pues bien, transcurridos prácticamente 3 meses desde la
entrada en vigor (5 de junio de 2012) podemos empezar a valorar los cambios que
se han producido (que no son pocos).
En primer lugar, un efecto que ya se venía produciendo desde
prácticamente Noviembre del 2011, cuando se anunció la primera fecha de entrada
en vigor de las licencias para operadores (fecha que se ha retrasado en varias
ocasiones), fue la "huelga" iniciada por gran número de jugadores
regulares que decidieron dejar de jugar hasta que estuviera claro el sistema
tributario que se iba a aplicar, incluso la emigración de muchos de ellos a
países con mejor tratamiento fiscal sobre el juego, especialmente a Reino Unido
donde no se pagan impuestos sobre las ganancias del juego.
Hasta hace poco un mes no se ha tenido ninguna respuesta por
parte de la Agencia Tributaria respecto a cuál iba a ser el tratamiento fiscal
sobre estas ganancias. Con la ley vigente hasta el momento se debía tributar el
correspondiente IRPF (entre 24,75 y 52%) sobre las ganancias del juego pero sin
descontar las perdidas. Esto hacia que en la mayoría de casos de jugadores
regulares contrajeran deudas por impuestos superiores los beneficios netos del
juego (completamente inviable). Finalmente después de meses (por no decir años)
de espera se comunica que se van a poder descontar las pérdidas de juego, pero
sin aclarar más detalles. ¿Se podrá compensar entre cuentas de diferentes
operadores? ¿Las pérdidas del juego presencial entrarán en el mismo cómputo?
¿Que se consideran exactamente perdidas? ¿Se incluyen los gastos de viajes,
alojamiento, etc…para la participación en torneos?
Muchas preguntas en el aire que hacen que los jugadores
emigrados y en huelga no estén volviendo a las mesas.
Tengamos en cuenta que los jugadores regulares generan una
parte importante del volumen de juego. Un jugador regular suele dedicar muchas
horas al día al juego, puesto que en muchas ocasiones es su principal fuente de
ingresos. Por otro lado las cantidades que invierte en cada operación suelen
ser superiores a las que pueda jugar un jugador recreacional ocasional. Y en un
mismo tiempo de juego suele realizar un número mayor de operaciones. Pongamos
como ejemplo el póker, mientras un
jugador ocasional suele jugar únicamente en una mesa, el jugador regular suele
jugar entre 4 y 24 mesas simultáneamente.
Teniendo en cuenta todos estos factores me atrevería a decir
que un jugador regular genera unos ingresos equivalentes a entre 20 y 50 veces
la generada por un jugador ocasional.
Por contra se podría argumentar que el inicio de la
publicidad en televisión de operadores de juego on-line ha captado nuevos
clientes ocasionales que habrían podido compensar estas pérdidas, pero este
efecto, en mi modesta opinión, se va a producir de forma temporal durante este
"boom" inicial y tenderá a reducirse con el tiempo. Además debemos
tener en cuenta que la mayoría de estos "nuevos jugadores" únicamente
lo hacen aprovechando bonos de bienvenida y una vez agotados dejan de jugar,
con lo cual más que beneficios generan un gasto adicional al operador.
Otro aspecto a tener en cuenta es la llamada "liquidez
internacional".
En la mayoría de juegos, el operador debe tener un fondo
para poder garantizar el pago de premios. Cuanto mayor sea la liquidez de este
fondo, mayor es la oferta de juegos y mayores los premios que puede ofrecer.
Esto se debe a que en el momento que un jugador gana un premio debe recibirlo
en el momento. De nada sirve que el operador disponga de crédito para afrontar
esos premios, sino que debe tener liquidez inmediata.
En juegos de casino, bingo, etc., el operador debe poder
afrontar el premio máximo incluso cuando los ingresos recibidos por los
jugadores sean mínimos. Por ejemplo, si un solo jugador está jugando al bingo
comprando un único cartón, y el premio es X veces el coste de un cartón, el
jugador puede ganar el premio en su primera partida, con lo cual el operador
debe garantizar mediante un desembolso el premio que no ha amortizado. En
consecuencia, si sabe que el número de jugadores va a ser limitado, ofrecerá
partidas con coste y premios relativamente bajos para garantizar la liquidez
necesaria para afrontar los premios. Esto se puede aplicar a la mayoría de
juegos de casino.
Por otro lado, juegos donde el premio depende del número de
participantes, como apuestas deportivas, póker, etc... el operador suele
ofrecer incentivos para motivar la participación. En un torneo de póker con 2
jugadores, el premio será inferior a 2 veces el importe de la entrada al torneo,
lo cual es poco atractivo. Para incentivar la participación los operadores
ofrecen torneos con botes garantizados que de forma habitual equivalen a
cientos de veces el importe de una entrada. Con lo cual con un mínimo de
jugadores se pueden obtener premios muy atractivos. Esto obviamente requiere de
un desembolso por parte del operador, que necesita liquidez para mantener estos
torneos de forma regular.
Pues bien, ¿cómo ha afectado la nueva ley del juego a la
liquidez?
Uno de los aspectos que prohíbe la ley es la participación
de jugadores no nacionalizados en España en juegos en los que participen
jugadores españoles. Es decir, se ha reducido el número de jugadores únicamente
a la población española.
Esto ha producido un impacto enorme en los operadores.
Cuando en un mercado internacional las mesas de bingo, por ejemplo, se llenaban
generando unos ingresos superiores a los premios repartidos (y por tanto
generaban beneficios al operador), en la actualidad se realizan casi todas las
partidas con pérdidas. En los torneos de póker con botes garantizados sucede
exactamente lo mismo. En la mayoría de casos el número de jugadores es muy
inferior al necesario para cubrir el bote repartido.
A esto le deberíamos sumar el hecho de tener que multiplicar
infraestructuras para cada país que les obliga a recluir a sus jugadores en un
"estado de sitio" aislado del resto del mundo, con los consiguientes
costes materiales y unos mayores recursos para el mantenimiento.
¿Cuáles han sido las reacciones de los operadores? La
primera de todas reducir el número de torneos con bote garantizado y el importe
de los mismos, con lo cual la oferta ha dejado de ser tan atractiva como antes
y muchos jugadores han dejado de hacerlo o han reducido su volumen de juego.
Repercutiendo de esta manera sobre el jugador la reducción de liquidez del
operador.
Otro factor que ha repercutido sobre el jugador es el
gravamen de alrededor del 27% que reciben los operadores (20% impuesto
nacional, 5% impuesto autonómico y hasta un 2% de tasa por gastos
administrativos si no recuerdo mal). Ante este gravamen sobre los ingresos, la
mayoría de operadores han optado por trasladar el 50% al jugador, aumentando
las comisiones de juego.
Por poner un ejemplo. Si una partida de póker tiene una
entrada de 1€ (0,90€ de bote + 0,10€ de comisión), el operador debe tributar
sobre esos 0,10€ de comisión. La solución ha sido aumentar las comisiones de
forma que, manteniendo el precio de 1€ de la entrada, una mayor parte pertenece
a la comisión y se ha reducido la parte que contribuía al bote, con lo cual, la
mitad del impuesto del operador lo está pagando el jugador, y aparte, los
premios obtenidos en caso de ganar son menores.
Si analizamos la situación del operador, vemos que ha tenido
que invertir en duplicar sus infraestructuras y el mantenimiento de éstas, se
le obliga a tener un doble fondo de liquidez (su fondo global para otros países,
y uno específico para España) que a partir de ahora deberá ser utilizado para
cubrir las pérdidas ocasionadas por la reducción de usuarios, ve reducidos sus
beneficios en más del 25% por las nuevas, cifra muy superior a la equivalente
en la mayoría de países en los que opera.
La consecuencia directa de esto es que los pequeños
operadores no van a poder sobrevivir en el mercado español, y los que
sobrevivan, lo harán a costa de repercutir parte al jugador, reducir su oferta
de juego y disminuir los incentivos a jugadores.
Y por lo tanto el jugador tendrá menos operadores donde
elegir, menos oferta de juego, menores premios y menores incentivos para
continuar jugando.
Lo más triste de esto es que la mayoría de estos factores
eran (no sé si todavía son) evitables.
La obligación de duplicar infraestructuras cuando era un
sistema que ya estaba funcionando y que con unas mínimas adaptaciones técnicas
habría permitido continuar operando cumpliendo las exigencias de limitar el
juego entre usuarios españoles, me parece absurda e innecesaria.
Hay muchos ámbitos en los que empresas y actividades
nacionalizadas en España se llevan a cabo mediante infraestructuras técnicas en
el extranjero sin más complicaciones.
Por citar un par de ejemplos, ¿Cuántas empresas españolas
con dominios “.es” tienen sus servicios de almacenamiento web (hosting)
contratados a empresas extranjeras con servidores situados en otros países,
incluso manteniendo en estos alojamientos las bases de datos de su actividad en
España?
Cuando realizamos una llamada desde un teléfono móvil
estando en el extranjero a un abonado español, la llamada es entre dos abonados
españoles con contrato de operadores españoles, pero se están utilizando
repetidores, centralitas, satélites etc…situados físicamente o gestionados por
empresas de otros países, ¿y qué problema
hay en eso?
Me parece absurdo que en el siglo en el que estamos se
redacte una ley que regula un ámbito tecnológico y se quiera hacer sin tener en
cuenta la situación tecnológica del momento en el que se está legislando.
Me recuerda a la situación que he visto en ocasiones cuando
he ido a mi sucursal bancaria y veo a una persona mayor que se acerca al
mostrador y dice, por favor ¿me puede dar todo el dinero que tengo en la
cuenta?
El empleado se lo entrega para que pueda contar su dinero y
acto seguido se lo devuelve para que lo ingrese nuevamente y se despide con una
sonrisa y diciendo "gracias, solo quería comprobar que estáis guardando
bien todo mi dinero...”
Otro gasto que me parece inútil, (teniendo en cuenta que
finalmente se va a permitir computar los gastos y los beneficios) es la inversión
que se ha exigido para implementar el sistema de monitorización del juego. Si
realmente se permite descontar las perdidas a los beneficios, sería suficiente
para calcular la base imponible con tener conocimiento de los abonos y
reintegros realizados por el usuario y los saldos de su cuenta al inicio y
final del ejercicio fiscal. La monitorización de cada transacción lo único que
genera son gastos, en mi opinión, inútiles, que no aportan absolutamente nada y
que suponen un gasto para la adaptación de los sistemas y para su gestión
posterior tanto para el operador como para la administración. Una cosa es que
se exija un registro de las operaciones que pueda ser exigido por las
administraciones cuando lo consideren oportuno, lo cual ya existía, y otra que
se pretenda monitorizar en tiempo real cada movimiento. Eso aparte de los
sobrecostes para todos, desemboca en una ralentización de los sistemas y en la
exigencia de infraestructuras mucho más potentes y caras, o en el caso de los
operadores que no se lo puedan permitir, desemboca en una bajada del
rendimiento de los sistemas, ocasionando ralentización en el juego y fallos
durante las partidas (personalmente he descartado algunos operadores por la ralentización
que se ha producido y que en ocasiones impide jugar con normalidad), siendo por
lo tanto este factor otra fuente de pérdidas directas e indirectas.
Otro aspecto que influye radicalmente en la experiencia del
jugador, y en este caso me voy a centrar en el póker (aunque se podría aplicar
a cualquier modalidad de juego que requiera de interacción directa entre
jugadores, como las actualmente prohibidas apuestas de contrapartida), es el volumen de jugadores.
En algunos tipos de juego el operador no requiere
(directamente) de una liquidez puesto que el tamaño del premio depende del número
de jugadores que participan, siendo estos los que, mediante el pago de una
entrada o una apuesta, generan el propio bote. Este sería el caso de las
partidas de póker en modalidades de "cash", "sit & go",
y torneos sin bote añadido o garantizado. Explico brevemente cada una de estas
modalidades.
El póker "cash" son mesas de entre 2 y 10
jugadores donde las apuestas iniciales son de tamaño fijo y en las cuales un
jugador se puede incorporar a la partida en cualquier momento y retirarse
cuando lo considere oportuno. Para iniciar la partida deposita un importe a modo
de garantía, el cual va a gestionar durante la partida para realizar sus
apuestas y que irá creciendo o decreciendo en función de que gane o pierda las
manos en las que participe. En esta modalidad el operador se queda una comisión
o "rake" de cada bote generado en cada mano, y que descuenta en el
momento de ser pagado al ganador.
La modalidad "Sit and Go" son mesas con un número
fijo de jugadores donde todos aportan la misma cantidad en forma de entrada y
que no comienza hasta que se han inscrito el número de jugadores fijado
previamente. El dinero de las entradas pasa a formar el bote que se repartirá
entre los jugadores ganadores. El operador se queda una parte de la entrada a
modo de comisión y el resto se reparte a los primeros puestos en porcentajes
que dependen de la posición de cada jugador. En este caso los jugadores no
apuestan dinero, sino que inicialmente se reparte un número de fichas igual a
todos los jugadores y según se van quedando sin fichas son eliminados. Ganando
los últimos jugadores que permanecen en el juego. El reparto habitual para
torneos de 9 o 10 jugadores es del 50%, 30% y 20% del bote para el 1º, 2º y 3º
puesto respectivamente.
Por último los "torneos" tienen un desarrollo
similar a las partidas "Sit and Go", con la diferencia de que se
inician en una fecha y hora concreta y que el número de jugadores se establece
entre un mínimo y un máximo, pero que una vez cubierto ese mínimo se iniciara
en la hora prevista independientemente de cuantos jugadores se hayan inscrito.
El bote a repartir será el formado por las entradas de los participantes
(descontando la comisión del operador) y el reparto de premios se realiza según
unas tablas de que establecen los porcentajes del bote a percibir según la posición
(similar al reparto que se hace en los "sit & go". Estas tablas
no se suelen publicar hasta el inicio del torneo, o se hacen de forma
orientativa, puesto que los premios finales dependerán del número total de
participantes.
Existen dos casos en los que el operador puede añadir, a
modo de incentivo, un bote extra en los torneos. Son los torneos con bote
"añadido" y los torneos con bote "garantizado". En el
primer caso el operador añade un "extra" al bote generado por las
entradas, y en el segundo caso garantiza un bote mínimo, que en el caso de no
ser cubierto con las entradas será completado por el operador. En estos dos
casos la falta de liquidez repercute directamente sobre el operador, en el
resto de casos explicados anteriormente el bote lo generan los propios
participantes y por tanto no suponen ninguna pérdida para el operador.
Veamos cómo afecta el volumen de jugadores a estas
modalidades de juego y como ha repercutido la restricción de jugadores
internacionales.
Para la mayoría de jugadores regulares, especialmente de
"cash" y "sit & go", es práctica habitual el jugar en
varias mesas de forma simultánea (dependiendo de las capacidades de
concentración de cada jugador), maximizando así los posibles beneficios
obtenidos durante sus horas de juego. Para estos jugadores el beneficio medio
obtenido puede oscilar entre el 1 y 5% del dinero puesto en juego (para
jugadores con mayor experiencia puede llegar a niveles muy superiores, rondando
el 20%). Por lo tanto el hecho de jugar varias partidas simultáneas hace que el
"rendimiento por hora" sea lo suficiente como para dedicarse al juego
como única fuente de ingresos. Dependiendo del nivel de cada jugador suele
oscilar entre 4 mesas simultáneas y 24 que es el máximo que permiten los
operadores más relevantes.
En el caso del "cash", como las apuestas se
realizan directamente con dinero, el beneficio final se obtiene a base de ganar
y perder muchas manos, obteniendo un balance final ligeramente positivo. Esta
modalidad se ha visto reducida puesto que la falta de información sobre si se
modificaría el sistema tributario, obligaba a contemplar la posibilidad de
tener que aplicar el sistema vigente hasta el momento, es decir, tributar sobre
las manos ganadas sin descontar las manos perdidas. Esto hacia que la suma de
manos ganadas fuera muy superior al beneficio real, y que incluso el porcentaje
en concepto de IRPF que habría que tributar sobre estas "ganancias"
fuera muy superior al beneficio neto obtenido al final, con un resultado de pérdidas
y endeudamiento a pesar de realizar un juego ganador.
La consecuencia directa ha sido que durante este tiempo de
"desinformación" por parte de la Agencia Tributaria, se ha congelado prácticamente
la actividad en las mesas de "cash" por parte de la gran mayoría de
regulares, que en gran parte han emigrado a países con tributaciones más justas
y que una vez realizado el esfuerzo de cambiar su residencia, no están
volviendo a nuestro país, donde la tributación continua siendo mucho más
elevada que la que han encontrado en el otros marcos.
En el caso de los "sit & go" el problema es el
número de jugadores. Así como en las mesas de cash uno puede empezar a jugar en
cualquier momento, independientemente del número de jugadores que hay en la
mesa, en las partidas "sit & go" hay que esperar a que se complete
la mesa para poder iniciar la partida. En el mercado internacional previo a la
regulación, los tiempos de espera habituales en los principales operadores eran
de unos segundos. Por tanto, si un jugador pretendía jugar simultáneamente 10
partidas en cuestión de un par de minutos estaba jugando a pleno rendimiento.
Mientras que en el marco regulado, la restricción a jugadores solo nacionales
provoca que para iniciar una partida (en los mejores operadores) puede llevar
varios minutos de espera. En operadores menos afortunados no llegan a
completarse estas mesas ni esperando varias horas. Por tanto en grandes
operadores, la media para iniciar 10 partidas simultáneas aumentaría de 1 o 2
minutos a más de media hora. En los pequeños operadores, directamente es inviable.
Por tanto los jugadores que requerían de un juego simultaneo de varias mesas
para rentabilizar sus horas de juego, se ven "impedidos" de hacerlo
por el bajo volumen de jugadores.
En el tercer caso, los jugadores de torneos, a diferencia de
los dos anteriores que rentabilizan sus horas por alto volumen de juego simultáneo,
rentabilizan sus horas de juego ganando grandes botes en torneos con un gran número
de jugadores. Estos torneos suelen durar varias horas pero los premios
obtenidos por buenos jugadores son muy superiores al importe de la entrada, con
lo cual se ven compensados.
El bajo volumen de juego tras las restricciones del la nueva
regulación hacen que estos torneos tengan una participación muchísimo mas baja
y por lo tanto los grandes premios ya no son ni de lejos tan grandes, con lo
cual, la inversión de largas horas para llegar a estos premios ya no se ven
compensadas ni aun quedando en primeros puestos.
A todo esto debemos sumar la variación horaria. En un
entorno global, puesto que participan jugadores desde todos los rincones con
distintos horarios existe un alto volumen de jugadores las 24h del día.
Mientras que en un entorno tan localizado como el actual, son pocas las horas
donde existe un volumen de jugadores suficiente como para jugar en condiciones
mínimamente aceptables (que no optimas).
¿Cuál es el motivo de limitar el juego solo entre jugadores
españoles? El principal argumento del regulador es la protección del jugador.
Si yo realizo una apuesta mediante un operador que gestiona
esa apuesta y me paga el premio en caso de ganarla, no sé en qué me perjudica
el hecho de que el operador este gestionando también apuestas con usuarios de
otros países. No veo en qué medida me protege el hecho de limitar al operador
en este sentido.
De hecho, Loterías y Apuestas del Estado (LAE) promueve un
juego llamado "Euromillones" en el cual participan jugadores
españoles y de otros países. En función de lo que diga la suerte, en ocasiones
el premio lo obtienen jugadores españoles y en otras el dinero de nuestros
jugadores se va a otros países. ¿Por qué este juego en concreto permite la
interacción con jugadores extranjeros y en otros como el póker se considera ilegal
y perjudicial para el jugador?
Como jugador de póker me sentiría más protegido si me
permitieran jugar contra un mayor número de jugadores, pudiendo obtener mayores
premios en los torneos, jugar más partidas simultáneas, elegir mis horarios de
juego, y rentabilizar así mis horas de juego.
Por otro lado estas restricciones afectan a la participación
española en grandes eventos internacionales como las ligas y grandes torneos de
póker on-line que cuentan con representación de prácticamente todos los países
y donde muchos de los españoles que pretenden hacerlo se ven obligados hacerlo
desde una doble nacionalidad y por lo tanto no existe representación de los
jugadores españoles de alto nivel.
Como ya he comentado, el principal argumento del regulador
es la protección del jugador. Pues bien, la mayoría de requisitos que establece
la ley en cuestión de protección, ya los incorporaban la mayoría de operadores
antes de la regulación.
Otro argumento era el garantizar el cumplimiento de los
derechos del jugador. Bajo mi punto de vista, lo que se ha hecho es reducir o
más bien recortar, los derechos del jugador. Ahora ya no se puede elegir como,
cuando, donde y con quien jugar, mientras que la oferta del juego disponible
ahora se ha empobrecido drásticamente por una serie de restricciones, en mi
opinión, innecesarias.
Si lo que pretendían es obtener una mayor recaudación,
partiendo de que previamente a la regulación la gran mayoría de jugadores y
operadores no declaraban ni aportaban ingresos, obviamente eso lo han
conseguido, pero creo que con una política menos restrictiva e intervencionista
obtendrían una recaudación muchísimo mayor, se permitiría una mayor competencia
entre operadores y la industria se vería plenamente favorecida.
La situación actual lo único que favorece es la desaparición
de los pequeños operadores, la caída de rentabilidad del resto y la emigración
masiva de los grandes jugadores. En consecuencia a todo esto, un descontento
general por parte de todos y una recaudación drásticamente inferior a la que se
podría obtener si las cosas se hicieran de otra manera.
Y a modo de resumen, una serie de preguntas que dejo en el
aire:
- ¿Por qué se limita el juego on-line con jugadores
internacionales? ¿Beneficia a alguien esta medida? Perjudicar está claro que
perjudica a todos. En juegos como "Euromillones" se permite esta
interacción ¿Por qué en el juego on-line no? ¿Si un jugador extranjero juega al
póker en un casino español contra jugadores españoles, por qué no puede hacerlo
on-line?
- ¿Por qué se exige una liquidez para España cuando la
mayoría de operadores ya cuentan con una liquidez global suficiente? El exigir
esta separación lo único que consigue en la mayoría de casos es garantizar
pérdidas donde había beneficios. ¿Beneficia a alguien esta situación?
- ¿Por qué se gravan los beneficios de juego del mismo modo
que lo harían los beneficios de trabajo cuando no se considera una profesión?
- ¿Por qué no se crea la figura de jugador profesional como
en otros países regulados, pudiendo desgravar así otros gastos derivados, como
viajes y alojamiento para participar en torneos, cursos de formación,
etc...?
- ¿Por qué se "penalizan" los beneficios de juego
obtenidos en operadores privados frente a los obtenidos por empresas
"privilegiadas" como LAE, ONCE y Cruz Roja en lugar de tributar con
un tipo único para todos los beneficios derivados del juego? ¿Eso no se puede
considerarse como competencia desleal?
- ¿Por qué no se elimina la exigencia de monitorización de
todas las operaciones en tiempo real por un mecanismo menos costoso para todos?
Por ejemplo una monitorización de los abonos y reintegros en
las cuentas de los jugadores, un acceso permanente a los saldos de éstas y la
obligación para los operadores de facilitar registros de operaciones cuando sea
requerido para una inspección por parte del estado. Este sencillo modelo
facilita los datos suficientes para el cálculo de beneficios obtenidos por el
jugador en tiempo real y del operador cuando sea requerido. Además utilizaría
las infraestructuras que ya tenían disponibles los operadores en sus
plataformas internacionales y sin necesidad de añadir nuevos costes. ¿Qué
problema había en este modelo? Algunos operadores han renunciado al mercado
español por el coste que les suponía adaptar sus plataformas a estas
exigencias.
Bueno creo que hay muchas más cuestiones por plantear pero
creo que a groso modo estas son los puntos más importantes que deberían tenerse
en cuenta, si es que aún estamos a tiempo, para intentar rectificar el rumbo de
este barco y evitar que se vaya directo a un precioso arrecife de coral, en un
precioso mundo con playas de arena blanca, palmeritas y sol radiante.
Por muy bonito que nos intenten pintar el paisaje, si no
cambiamos de rumbo y tapamos las grietas que están apareciendo en el casco, me
temo que el barco no aguantará a flote mucho tiempo.
Como siempre espero críticas y opiniones, y una vez más
agradecer a Laura que siempre me haga un hueco en este blog para expresar mis
opiniones y divagaciones.
Dani Torres
- "Poker Player"
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Muy buena aportación, y yo añadiría en el caso de las apuestas deportivas:
ResponderEliminar-¿Quien protege al apostador de las arbitrariedades de las casas de apuestas cuando ganas dinero neto? La ley no contempla siquiera un sistema de arbitraje ante los abusos de las casa de apuestas, que en las condiciones que firmas te pueden "desplumar" sin explicación simplemente porque estás ganando dinero.
Excelente comentario Dani!!
ResponderEliminarSin duda tus comentarios son claros e inteligentes. Una pena que en este mundo los que regulen, en su inmensa mayoria, no tegan en cuenta a los que realmente importan en toda esta ecuacion de negocio/juego. Al fin y al cabo, sin jugadores/usuarios no hay negocio, pero me temo que no solo es cuestión de no querer escuchar sino que se trata de un tema de como siempre proteger otros intereses de uno pocos que hacen mucho ruido lobista :)