jueves, 2 de mayo de 2013

Según la ONCE, en el primer trimestre de 2013 están sufriendo caídas entre un 7,5% y 9%. Y “Loterías y Apuestas del Estado —según datos no oficiales ni publicados, pero que nos comentan— está cayendo también en torno al 11,5%.”


El 24 de abril, compareció el secretario general del consejo general de la ONCE, Rafael de Lorenzo García, en la Comisión de Discapacidad del Congreso de los Diputados, para informar sobre la situación económico-financiera de la entidad y su repercusión en la política de empleo y prestación de servicios sociales especializados de la institución, así como las perspectivas futuras de los ingresos por juego de la ONCE.
La semana pasada varios medios recogieron la noticia de que la ONCE denunciaba en el Congreso la fiscalidad irrelevante de los juegos online así como su contribución nula a la creación de empleo. Me pareció una noticia algo sorprendente y sesgada.Y ya se sabe que “un texto sin contexto es un pretexto”…
Por tanto, he esperado a la publicación del Diario de Sesiones del Congreso, para leer con detalle las casi 17 páginas de la comparecencia y conocer realmente qué se dijo. A continuación reproduzco unos cuantos fragmentos que dan a conocer la situación del juego del organismo. 
El señor SECRETARIO GENERAL DEL CONSEJO GENERAL DE LA ONCE (De Lorenzo García):
En primer lugar, les voy a hablar del modelo ONCE, situándolo esquemáticamente. La ONCE no es ni más ni menos que un reflejo institucionalizado de una forma de enfrentarse a un problema grave de marginación y de exclusión histórica que habíamos sufrido los ciegos. Ya desde principios del siglo XX hay una reacción importante, se crean asociaciones locales, se desarrollan actividades de todo tipo para intentar conseguir una forma de ganarse la vida y todo ese fenómeno que se va generalizando en nuestro país concluye en que hacia los años treinta se decide la creación de la ONCE, donde se integran todas las instituciones públicas y privadas que se dedicaban al tratamiento de personas ciegas. El leitmotiv, la mejor herencia que nos dejaron nuestros fundadores se resumía en tres palabras: educación, cultura y trabajo.
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La normativa básica por la que se regula nuestra organización es la siguiente. Después de muchos años de trabajar, este Parlamento aprobó el año 2011, con motivo de la Ley de Economía Social, una disposición en la que se regulan los elementos esenciales y definitorios de la ONCE como organización de economía social y de carácter singular. Esto fue desarrollado después por un real decreto y por unos estatutos propuestos por la propia organización y aprobados por el Gobierno. Hay otra serie importante de normas, pero baste con citar la Ley del Juego, también aprobada recientemente por las Cortes, en el año 2011, donde se regula, se reconoce y se ampara ese carácter singular de la ONCE, tanto desde su carácter de organización social como desde la consideración como operador de juego y como entidad sujeta a un estricto control público por un órgano interministerial, que es el consejo de protectorado, integrado por cuatro ministerios.
¿Cómo se estructura la ONCE? Haciendo un bosquejo rápido, la organización tiene un consejo general, que es el órgano de gobierno y que está integrado por quince miembros elegidos por los en este momento 71.000 afiliados —los que son mayores de edad—, del que depende una estructura de gestión jerárquicamente ordenada, que es la Dirección General de la ONCE, y un conjunto de estructuras territoriales que básicamente son una delegación en cada comunidad autónoma y un consejo territorial que también es elegido democrática y directamente por los afiliados de esa circunscripción. Esta fue la estructura tradicional.
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La ONCE además —segundo plano— es un operador de juego. La ONCE tiene que cumplir su misión social y para financiarse ya desde su creación, en 1938, se le dotó con una concesión estatal proveniente del monopolio de Loterías del Estado, que fue el cupón de la ONCE, concesión que se ha ido modalizando y actualizando conforme han evolucionado los tiempos y que finalmente ha reconocido la reciente Ley del Juego, a la que antes me referí, dotando a la ONCE con el título de cotitular de la reserva de Loterías del Estado, cotitularidad que comparte con el organismo público de Loterías y Apuestas del Estado. Por tanto, hay una dimensión como operador de juego y operador económico que gestiona un conjunto, como verán a continuación, de entidades, de personal y de relaciones que tienen una complejidad que hay que abordar desde criterios de sostenibilidad, pero también de eficiencia empresarial.
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Como les decía, la ONCE creó una fundación en 1988, que cumple ahora veinticinco años —estamos de aniversarios diversos—, una fundación de solidaridad con las personas con otras discapacidades distintas a la ceguera. En aquella etapa en la que el juego estaba en un momento de eclosión o de bum del mercado y nos iba muy bien, pensamos que había que hacer un esfuerzo de solidaridad. No podíamos seguir permitiendo que la opinión pública pensara que el juego era una solución idónea para los problemas sociales y para los discapacitados en su conjunto y nuestra contribución en positivo fue crear una fundación que se dedicase fundamentalmente a tres cosas: una, a formación y empleo para personas con discapacidad; dos, a accesibilidad universal y, por tanto, a eliminación de barreras; y tres, a colaborar en la sostenibilidad y fortalecimiento del movimiento asociativo de la discapacidad en España. Esta fundación ha recibido en estos veinticinco años de actividad más de 32.000 proyectos, ha gestionado 1.600 millones de euros —de los cuales 1.000 han ido a empleo y 600 a accesibilidad— y todo ello con una financiación de la entidad financiadora, que fue la ONCE. La ONCE dota a su fundación cada año con el 3% de sus ingresos brutos provenientes del juego —en torno a 58 o 60 millones de euros—, lo que la convierte en una de las principales fundaciones europeas y del mundo.
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Les voy a hablar desde el punto de vista de operador de juego. La ONCE tiene en el juego su instrumento principal de financiación; en torno al 97-98% de los ingresos provienen del juego. Tiene autorización del Estado para desarrollar esta actividad comercial, que es instrumental para el fin social que persigue la organización. Por tanto, la ONCE es un operador de juego responsable que cuenta con las certificaciones de juego responsable de la Asociación Europea de Loterías y también de la Asociación Mundial de Loterías; solo Loterías y Apuestas del Estado y la ONCE tienen esta certificación.
El mercado del juego en nuestro país pesa en este momento en torno a 26.000 millones de euros. La ONCE tiene solo un 7,5% de ese mercado; a veces pensamos que puede ser más, pero esa es nuestra cuota real de mercado que ha ido bajando en los últimos años, puesto que en algunos momentos estuvo por encima del 10%.
Quiero decirles que el mercado de juego está en claro retroceso, salvo los juegos on line de reciente autorización administrativa con más de cincuenta operadores que están facturando —datos oficiales que tenemos del último trimestre del año 2012— 1.400 millones de euros. Según declaraciones del propio Ministerio de Hacienda, hay una estimación de que en 2014 o máxime 2015 estarán situados por encima de los 6.000 millones de euros de facturación, que es el triple de lo que factura la ONCE que está en 1.913 millones. La ONCE ha experimentado en los últimos años una caída importante. Desde 2000 hasta ahora hemos caído un 21% y hemos pasado de facturar 2.400 millones a 1.915 este año pasado. ¿Cómo está siendo esta caída? Voy a darles algunos detalles rápidos. De 2008, que es cuando consideramos que empieza la crisis generalizada —porque el pistoletazo de salida fue claramente la quiebra de Lehman Brothers en septiembre de 2008—, a 2012 hemos caído en los últimos cuatro años 11 puntos de esos 21 que les decía antes. En 2008 experimentamos un retroceso de menos 3; en 2009, de menos 5,6; y en 2010, de menos 5,9. En 2011 crecimos más 5 sin saber muy bien por qué; funcionaron muy bien los sorteos extraordinarios —aquel gran acontecimiento social que fue el once del once— y aquello nos permitió una cierta recuperación momentánea. Pero en 2012 hemos vuelto a caer un 2,2 y después de la última ley aprobada en la que se gravan con un 20% los premios superiores a 2.500 euros nuestra caída en el primer trimestre de 2013 está siendo de un 7,5%; si lo circunscribimos a aquellos productos que están afectados por esos premios de más de 2.500 euros, estamos en una caída superior al 9%. Loterías y Apuestas del Estado —según datos no oficiales ni publicados, pero que nos comentan— está cayendo también en torno al 11,5%. Por tanto, esa medida se está demostrando muy perjudicial para los juegos públicos que tienen una finalidad social o de interés general, frente a otras decisiones legislativas tomadas para facilitar fiscalmente el funcionamiento de los juegos privados, fundamentalmente de los juegos on line. No les voy a dar más datos para no extenderme mucho más. En cuanto a la estructura retributiva de nuestros vendedores, estos juegos se comercializan a través fundamentalmente de una red tradicional, que es la de los vendedores del cupón, que en este momento son 19.800, todos con ceguera u otras discapacidades. Estos vendedores conforman el 80% de nuestros ingresos. Ahora les daré unos datos tanto por productos como por canales. Hemos puesto en marcha, por necesidades de la evolución del mercado y de los cambios de hábitos sociológicos del comprador, el canal físico complementario que nos permite vender a través de otras redes en establecimientos como gasolineras, quioscos, estancos, y también hemos puesto a disposición de nuestros vendedores un gran avance tecnológico, que es el terminal punto de venta, que les permite trabajar con grandes facilidades en la liquidación, en la comprobación de los premios, les ayuda a tener una gran flexibilidad en la atención al cliente.
En las ventas por productos, del cupón ingresamos el 80%, de los juegos activos —el 7/39, el Super Once y el Eurojackpot— el 4,4% y de la lotería instantánea un 15,7%. Una de las cuestiones que a veces ha suscitado preocupación es la generación de ese canal complementario a nuestro canal tradicional de vendedores. En las ventas de 2012 a través de los diferentes canales nuestros vendedores de forma directa venden el 93% de nuestro producto, mientras que el canal físico complementario solo un 6% e Internet es irrelevante porque es un 0,10%. Por lo tanto, es importante que se conozcan estos datos para saber que nuestra apuesta sigue siendo por el empleo, pero tenemos que adaptarnos a los cambios e ir utilizando las nuevas herramientas y los nuevos circuitos de comercialización que el mercado va imponiendo.
Paso a referirme a la estructura retributiva de nuestro vendedor. Un vendedor de la ONCE tiene un sueldo base de 1.000 euros, más la antigüedad, más un 10% de comisión por los productos que vende.
Por tanto, eso quiere decir que de su retribución anual en torno a 15.000 euros están asegurados por la vía del sueldo base más la antigüedad y 9.000 euros dependen de los resultados, es una variable respecto de sus ventas. El sueldo de nuestros vendedores en 2012 está en la misma cifra que en 2009, antes de que empezáramos con nuestro canal físico complementario. Por tanto, esto no ha tenido un impacto importante en nuestra estructura tradicional de ventas.
En cuanto a la creación de empleo, les tengo que decir que el empleo directo creado por la ONCE y su fundación, el que existe actualmente, es de 57.178 trabajadores, 44.000 directos y 13.000 indirectos; personas con discapacidad son un 57%, mujeres un 40% y por edades tenemos un 7% hasta 30 años, un 40% hasta 45 años y un 53% son mayores de 45 años.
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Sepan ustedes que en nuestro país hay una organización —igual que otras muchas, pero en este caso toca hablar de la ONCE— que trabaja con convicción, con esfuerzo para salir adelante, para hacer frente a tantos problemas que se van generando, actualmente los del mercado del juego, específicos además de los de la crisis general. Esto nos está provocando una situación de estrechamiento al máximo de nuestra capacidad operativa, a pesar de que hacemos grandes esfuerzos de recortes internos, de estructura. Hemos cerrado 11 centros directivos, 112 agencias, hemos reducido 24 cargos directivos y más de 102 mandos intermedios.
Lo que queremos, mientras podamos, es seguir preservando los servicios sociales, el empleo y la solidaridad con el colectivo de las personas con discapacidad, pero no les oculto que estamos cada vez con menor margen de maniobra, con una situación más y más difícil; nuestras ventas caen y siguen cayendo, la amenaza de los juegos on line es cada vez mayor y con un control, a nuestro juicio, insuficiente en cuanto a su contribución al empleo —que es nula— y a la fiscalidad, que es prácticamente irrelevante.
Sentimos que atravesamos momentos difíciles.
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Tenemos que someter todas nuestras iniciativas de juego a un proceso de verificación, es decir, que constate el protectorado del Gobierno o la Administración que nuestras iniciativas se ajustan al margen establecido a las condiciones prefijadas en el acuerdo general aprobado, vigente hasta 2020 o 2021, por el Consejo de Ministros y con el visto bueno de cuatro ministerios. Para que se hagan una idea este año 2012 ha habido veintiuna resoluciones publicadas en el BOE con actos de verificación de nuestras iniciativas de juego, como garantía de los consumidores. Por eso hemos acudido a este instrumento privilegiado de máxima publicidad en el Estado de derecho. El consejo de protectorado ha celebrado once reuniones el año pasado, que para un órgano administrativo de control es mucho, por cierto. Nada nos deja más tranquilos que la Administración tenga la certeza de que, efectivamente, cumple su función de control y a la vez deja a la ONCE el margen adecuado para que cumpla su actividad de manera razonable, pero sabiendo que existe la certeza de que están verificados todos aquellos extremos que nosotros aportamos documentalmente. Hacemos un informe mensual de las ventas, un informe mensual de la contabilidad, un informe trimestral de los premios, un informe trimestral —y a esto voy, señora diputada— de los actos de disposición patrimonial que superen la cifra de 3 millones de euros. Por lo tanto, de cualquier venta de patrimonio que supere esa cifra es informado, tiene conocimiento el consejo de protectorado, que puede actuar si considera que no nos ajustamos a la normativa o al cumplimiento de los fines. Pero el resto de los actos de disposición —que podrían ser ventas menores a esa cifra— van relacionados en nuestras cuentas anuales, auditadas por quince auditorías de tres firmas diferentes.
El consejo de protectorado controla nuestros actos, incluso por vía de recurso administrativo, que puede llegar a contencioso-administrativo, en materia de afiliación y en materia de premios de juegos superiores a 30.000 euros. El año pasado, de más de ochenta recursos en materia de afiliación solo se han estimado cinco y en materia de juego solamente uno. Con esto quiero decirles que esto está sujeto a control jurídico vía recurso administrativo, susceptible de ir al contencioso. Por tanto, los controles son importantes. ¿Nos podemos equivocar? Sin ninguna duda. Y cuando somos conscientes de ello intentamos subsanarlo de buena fe, pero además de que actuamos de buena fe, hay unos controles muy importantes, como tienen pocas organizaciones en nuestro país.
En cuanto a la asignación financiera, quisiera explicarle, señora De las Heras, que en el acuerdo general que suscribimos con el Gobierno del Partido Popular en 2004 —que fue el que estuvo vigente hasta el año 2011, en que se renovó el acuerdo con el Gobierno del Partido Socialista por otro periodo de diez años— nosotros teníamos una reivindicación importante. Queríamos participar en la comercialización del Euromillones, puesto que iba a ser un producto de un gran impacto —como ha demostrado serlo—, con botes de más de 100 millones, contra lo cual no hay forma de competir en términos de mercado. La Administración en aquel momento consideró que no. Y la forma de compensarlo para asegurar la viabilidad de la ONCE, cuyas ventas habían empezado a caer desde el año 2000 de manera notable, fue que si no se alcanzaba el objetivo anual de ventas, que es el umbral de sostenibilidad de la organización —que estaba fijado en 2.400 millones entonces y que este año 2012 sigue fijado en 2.400 millones, a pesar de la evolución del IPC—, el Gobierno tenía dos opciones: o darnos nuevos instrumentos de juego para compensar ese déficit o darnos una subvención, una asignación financiera pública —que se reguló por ley en este Parlamento, de estas Cortes—, en la que se establecían a los criterios, los supuestos y los mecanismos de control. Por tanto, esto iba a cubrir el déficit de explotación que pudiera experimentar la ONCE, precisamente para garantizar su viabilidad, su sostenibilidad. Nosotros no queríamos esa subvención porque la filosofía de la ONCE es la vida independiente, es ganarse la vida con el trabajo y contribuir
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 Claro que ha bajado. Ayudamos a nuestros jóvenes en el estudio; ochocientos de ellos están cursando estudios universitarios y superiores, precisamente sobre la base del discurso que hemos venido manteniendo en los últimos años de que no todo el empleo debe pasar por el juego, sino por cualquier otra solución más normalizada y ordinaria, dentro de que vender juego es una actividad profesional totalmente respetable como cualquier otra.
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Señoras y señores diputados, el perfil del vendedor, que siempre ha parecido que es un puesto no cualificado, muy sencillo y que lo puede hacer cualquiera, se ha ido haciendo complejo. Aparte de la dificultad de estar en la calle —todos conocemos lo que eso significa—, hay tres cuestiones añadidas muy importantes. En primer lugar, hay una gran oferta de productos de la ONCE que el vendedor tiene que asumir —por encima de quince—, lo que hace más compleja la gestión del propio vendedor, porque no es fácil de hacer. Yo he vendido solo en mis épocas de estudiante en verano y no puedo hablar de una forma muy categórica sobre ello, pero lo he vivido y sé lo que es en cierto modo. En segundo lugar, hay que manejar dinero, y cada vez es más complicado manejar dinero en la calle. No es fácil. Y en tercer lugar, todos los vendedores utilizan nuestra TPV, nuestro terminal punto de venta —gran novedad desde el punto de vista tecnológico, porque es el único terminal que hay en el mundo de esta naturaleza—, que les permite comprobar los premios, vender todos los productos, liquidar diariamente la devolución y otras muchas funciones. Hacemos cursos de formación, la gente acaba aprendiendo y es maravilloso el esfuerzo que hacen,
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No despedimos a los vendedores por baja rentabilidad. El vendedor está obligado a una venta mínima de 1.100 euros semanales, porque esto hay que sostenerlo. La viabilidad de las organizaciones no se consigue con productividad cero o con cualquier productividad.
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El canal físico complementario es el 6% de nuestras ventas. ¡Cómo va a incidir un 6% en el 93% de nuestros vendedores! El sueldo bruto anual de 2012 ha sido el mismo que el de 2009, justo un año antes de que se pusiera en marcha nuestro canal físico complementario. Lo que ocurre, señorías, es que tenemos adaptarnos a los hábitos de compra de los ciudadanos. No podemos esperar a que vengan a comprarnos el cupón sino que tenemos que ir creando redes que acerquen la oferta a la demanda, y eso obliga a utilizar cualquiera de las otras redes. Pero eso en ningún caso es una estrategia para reducir ni suprimir a nuestros vendedores, porque son nuestra gente —quiero insistir con una cierta vehemencia en que son nuestra gente— y no estamos dispuestos a causarles intencionadamente ningún daño, pero las circunstancias obligan a tomar decisiones de modernidad, de adaptación al cambio; no podemos seguir haciendo las mismas cosas que en los últimos setenta años. Eso quiero llevarlo a su ánimo. Le agradezco su invitación, señora De las Heras, su ofrecimiento de ayuda, y le tomo la palabra.
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 Tenga la absoluta seguridad de que la ONCE no se va a desviar ni un centímetro de su hoja de ruta, de su trayectoria social, a pesar de los bandazos a los que estamos siendo sometidos por la coyuntura económica y por otros factores concurrentes.
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En cuanto a exportar el modelo, hemos hecho intentos de asesoramiento con bastantes países, de poner a disposición nuestro know how respecto de los temas de juego. Solo hemos conseguido un acuerdo; ha sido con Suecia, curiosamente. Los países del gran Estado del bienestar social que hace años consideraban que lo nuestro era pedir limosna, con el tiempo han reconocido esta labor y hemos llegado a acuerdos. Con los demás países, por distintas situaciones que ahora no tengo tiempo de explicarles, no progresa. ¿El modelo social? Nosotros cooperamos asesorando a las organizaciones de ciegos en todo el mundo, desde luego con preferencia en Europa y América Latina —ya les he dado unos datos importantes— y siempre que se nos llame, y dentro de nuestras posibilidades, estamos dispuestos a cooperar en todo lo que está a nuestro alcance. No porque nuestro modelo no nos parezca bien, sino porque por desgracia —y subrayo por desgracia— el modelo ONCE es único en el mundo. Nos gustaría que hubiera soluciones potentes para las personas ciegas en muchos países del mundo, pero desgraciadamente no las hay, por lo que contribuimos en todo lo que podemos.
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La señora DE LAS HERAS LADERA (La Izquierda Plural):
En su momento pedimos la comparecencia del presidente de la ONCE para que nos aclarara algunas cuestiones que preocupan a La Izquierda Plural, como la viabilidad económico-financiera de la organización, que ya ha explicado el señor De Lorenzo, pero que efectivamente presenta dificultades objetivas teniendo en cuenta el descenso de los ingresos por venta de sus juegos autorizados, que en los últimos ejercicios, concretamente en el ejercicio 2012, ha sido de un 2,2%. Además, todo parece indicar que esto va a seguir sucediendo, es decir, que van a seguir descendiendo los ingresos. A pesar de los esfuerzos que desde la entidad se han acometido, como esas reformas comerciales y nuevas modalidades de juego que nos ha contado el señor De Lorenzo, sin duda la crisis y los nuevos impuestos que gravan los premios del juego son desde nuestro punto de vista circunstancias determinantes que no podemos desechar. No obstante, la venta de patrimonio que ha llevado a cabo la ONCE y que le ha permitido cerrar el ejercicio 2012 con un superávit de 7,5 millones de euros no creemos que sea una solución de estabilidad económica ni a medio ni a largo plazo, y así lo tenemos que hacer constar.
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Otra cuestión que, después de escucharle, nos gustaría que en lo posible nos resolviera es qué opinión le merece y cómo cree que pueden afectar macroproyectos de carácter especulativo-financiero que plantean una ciudad de juego, concretamente Eurovegas en Madrid. Nos gustaría saber cómo cree que va a afectar a la fundación ONCE este proyecto.
Respecto a las políticas de empleo, también nos preocupan algunas cosas —quizá incluso más que todo lo dicho anteriormente—, pues es algo que afecta al modelo social de la ONCE de manera determinante. Desde la puesta en marcha en 2010 —usted no lo ha explicado— del canal físico complementario, creemos que se ha distorsionado gravemente la política que ha identificado siempre a la ONCE, como es la política laboral y de juego, esa política social que ha caracterizado siempre a la ONCE en términos sociales y que es además su plantilla, los vendedores del cupón. Esta es la imagen claramente social que todas las ciudadanas y todos los ciudadanos hemos visto siempre.
Asimismo, les decimos sinceramente que por mucho que se intente cuidar su imagen, dado que este año es el 75.º aniversario de la ONCE, que funciona desde 1938 —ustedes han dicho que van a hacer un monumento al vendedor, parece que las cosas van por otro sitio. Vender sus juegos por medio de otros agentes distintos a su plantilla de vendedores con discapacidad o sancionar a sus vendedores con discapacidad por baja rentabilidad no creemos que sea ni la imagen ni el fondo que deben darse. Esto último que digo, lo de sancionar a los vendedores con discapacidad por baja rentabilidad, nos parece peor si cabe que el hecho de que lo hagan otros, sobre todo cuando no se basan en ningún incumplimiento laboral del vendedor, pues lo decide la ONCE como empresa —también nos gustaría que nos aclarara este tema porque esos son los datos que he obtenido— la que fija las condiciones de la venta, la zona, los horarios y los productos que tienen que vender. Por tanto, cómo se puede sancionar dentro del cumplimiento que hacen los trabajadores por bajas ventas. La plantilla de vendedores con discapacidad de la ONCE —quiero volverlo a decir— es la base fundamental de su papel social en cuanto al empleo, uno de los elementos que justifica la concesión estatal del cupón y de los demás juegos
Es cierto que el nuevo gravamen del 20% ha sido la estocada final. Pero, el problema la ONCE y de la LAE, no es el juego online, cuyos ingresos para el Estado siguen siendo muy bajos, los problemas son endógenos y no se reconocen, vienen del 2000 (según la propia ONCE), agravados ahora aún más por la brutal crisis económica. Además de la propia crisis de enfoque, de estrategia, de gestión, del mismo modelo de negocio que en algunos aspectos ya es obsoleto y que en parte no se adecua la oferta a lo que demandan las nuevas generaciones. 
Aquí vendría como anillo al dedo aquel dicho que los elogios son golosinas pero las críticas, si se toman bien, actúan como verdaderas medicinas.
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9 comentarios:

  1. ¿ Muy productivo para la sociedad vender cupones ? Un trabajo que podría hacer cualquier máquina expendedora.¡Seguro que hay muchos trabajos más productivos que podrían hacer las personas con discapacidad ,y no el "gilitrabajo" de vender cupones!

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    1. Totalmente de acuerdo....mejor recordar que los que tienen coche dudo que lleguen a fin de mes. Ni siquiera compran los mayores...

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  2. Dirigentes de la ONCE son unos falsos y los datos estan falseados, y mientras tanto sus jefes haciendo chalets y poniendo a sus familiares, con sueldos de mas de 500,000€ al año, ¿donde estan esos 1,900 millones que no se ve en niguna poblacion de España? teniendo en paro a muchos discapacitados y en riesgo de exclusion social. Son unos cantamañas, llorones y tratan a los discapacitados como basura.

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  3. La ONCE yo no es lo que era,se an adueñado de ella los gestores de venta,que por cierto no tienen ninguna discapacidad y que se pasan el dia amedentrando a discapacitados.Solo les falta el latigo esto es de verguenza.Se lo dice un vendedor que los tiene que sufrir casi a diario.

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  4. Pues concuerdo con todos los comentarios....quedé pero hartito de todo.

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    1. Y yo también.Y me he fijado en que ni la gente mayor compra.

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  5. Pues me alegro.Mira tú por donde.Sois una escoria....Desde luego no me voy a echar a llorar por vosotros....

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  6. Tenía el Gobierno que investigar toda la porquería que hay dentro de la ONCE y cómo sus dirigentes se han enriquecido. España iba a alucinar en colores.

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